miércoles, 5 de diciembre de 2007

Historias para no dormir "El Río Grande"

Esta leyenda data de la época en que los móviles comenzaban aetiquetarnos con otro número mas a las personas, de cuando los emails eran cosa de cachondeo y uno se podía permitir el lujo de no verse en la obligación de poner un numero como 2657265427 después de las letras de tu correo electrónico, de cuando Sevilla no estaba cortada porque ni si quiera se había pensado en poner un metro...

Todo comenzó un día de Septiembre (creo...) en el que daba lugar cerca del parue del Alamillo una concentración de motos de esas que sólo Álvaro y su amigos moteros pueden aguantar más de 6 oras consecutivas...

Motos enormes, motos grandes y un montón de scooters con sus respectivos dueños: Cabeza rapada entera excepto unos cuantos pelos engominados haciendo las veces de nido de paloma en lo alto de la testa.

Allí nos dirigimos con dos amigas más (una para cada uno, jeje) llamadas Conchi y Macarena. Era una de esas ocasiones en las que Álvaro se convencía de que era Él el que decidía ir a un sitio sin saber que en realidad er Ella l que decidía, como en otras tantas ocasiones he sido testigo.

Nada más llegar, las dos mujeres se perdieron con la excusa de "buscar a un amigo" cuando en realidad lo que hacían eran "buscar nuevos amigos" entre tan pintoresca multitud... tengo que confesar que desde un principio l cosa no me olía bien así que me dediqué a disfrutar de la siempre agradable compañía de Álvaro, olvidándome por completo de cualquier ilusión que significara cualquir acercamiento a una de las dos mujeres. Creo que no puedodecir lo mismo de Álvaro: aunque estaba conmigo, su cuello parecía un cascabel de serpiente moviéndose sin cesar buscando con el ahínco que solo el falso amor que suele procesar le permite...

Pasaron los segundos, los minutos y las horas y llegó el momento de tomar una decisión: nos vamos o... esperamos 5 minutos ynos vamos. La segunda opción fue la elegida.

Cuando pasaron los 5 minutos de cortesía (que sumados a las 3 horas anteriores se transformaron en los de "desesperación") nos montamos en el coche y nos dirigimos de vuelta a casa, a El Retiro.

Justo cuando estábamos en la A-49 y a la altura de esa curva que permite tener una vista espectacular de nuestra amada ciudad, Sevilla, se escuchael teléfono de Álvaro: ring, ring...
Por supesto yo sabía de quién se trataba y Álvaro, a pesar de que 5 minutos antes me estaba diciendo lo mal que lo habían hecho las chicas, parecía estar esperando la llamada con impaciencia:

- si?... nos estamos yendo para casa... sí, es que habéi tardado mucho... está bien, ahora voy...

Esto fue lo que yo escuché. Colgó el teléfono y me miró con cara de "no te vas a creer lo que te voy a decir" y yo le dije:

- Vamos a volver por ellas, verdad?

La cara de Álvaro se torno en risas, supongo que pensando "a mi amigo de toda la vida no le puedo engañar". Era de noche, íbamos por la autopista y encendí la luz del interior del coche, miré a Álvaro muy seriamente y le pregunté:

- Álvaro...PA QUÉ?

A partir de este instante se instaló en nuestras vidas la filosofía "Pa qué?" consistente en preguntarte esta misma pregunta antes de hacer cualquier movimiento en tu vida... Por supuesto Álvaro no me concedió ninguna respuesta porque sabía que no había, aunque si me dijo algo para intentar convencerme: "Es que están solas y de noche..."... Sin duda este tio es un engñao de la vida, me dije...

Volvimos al río Guadalquivir entre risas por esta nueva filosofía que nos cambió la vida, al lugar donde ellas nos estaban esperando, junto a la orilla del mismo. Me acuerdo de que, cuando estábamos caminando, nos acordamos que teíamos que tener cara de enfadados porque ¿cómo vamos a llegar riéndonos y con lágrimas en los ojos después de lo que nos habían hecho?

Pusimos cara sería cuando las vimos a los lejos, sentadas en la orilla del río. Nos acercamos hasta estar justo al lado, nos sentamos cada uno a un lado de ellas sin decir ni una palabra... el silencio era sepulcral... la tensión se podía cortar con un cuchillo...ni si quiera se cruzaron las miradas, las cuales tods iban dirigidas al reflejo nocturno del río...30 segundos... 1 minutos...1 minuto y medio... 2 minutos...

En ese momento las cervezas que nos habíamos tomado hicieron su efecto diurético y me obligaron a levantarme para ir a mear... como buen sevillano, me acerqué a la orilla lo mas posible para descargar toda mi naturaleza en sus aguas...seguía el silencio...

Sin darme cuenta y más pendiente de sacarme el "aparato", pisé en esa formación de verdina resbalosa que es causa de las olas producidas por le onstante tráfico de catamaranes turísticos... me resbalé... caí en la orilla con el culo, pero...¿dónde caí? efectivamente, en verdina de nuevo. Así que seguía resbalándome hacia el río inminentemente, de hecho las dos piernas estaban ya buscando algas en el fondo.

Como ágil portero que algun día fui (o seré, según se mire), decidí darme la vuelta por completo e intentar agarrarme con las manos en cualquier parte seca que encontrasen, pero...¿donde conseguí agarrarme? efectivamente, de nuevo en verdina, así que seguía introduciéndome sin remedio en esas aguas tan "cristalinas" que tiene nuestro río Guadalquivir... por si alguien se ha creído lo de cristalinas, hay que recordar dos cosas:

1- Me caí justo en las aguas donde yo iba a mear, así que las aguas estaban tan limpias como ácido úrico de borracho...

y 2- Por lo tanto, aún tenía el "aparato" sacado...

Menos mal que mi gran cabeza esta rellena de algo más que de fútbol y cervezas, gracias a lo cual llegué a la lógica conclusión de que "a más movimiento, mas dentro", así que decidí quedarme quieto y esperar que la inercia de mis 70 kilos en una pendiente resbaladiza, dejara de tener efecto... Funcionó porque "sólo" estaba introducido de cuello para abajo.

Me quedé inmóvil y casi sin respirar, por miedo a desvanecerme en las aguas, y sólo conseguí articular 4 palabras con el tono de voz que únicamente se puede encontrar en una sala de estudio:

- Por favor...¿podéis sacarme?

En ese momento, Macarena y Conchi se prestaron raudas a ayudarme, mientras que mi gran amigo del alma, ese por el que uno da su vida si se encuentra en peligro, ese mismo que uno sabe que nunca lo va a abandonar y que siempre estará ahí en los malos momentos... se encontraba D-E-S-C-O-J-O-N-A-D-O por los suelos sin poder articular más palabra que JA y de nuevo JA...

Coseguí incorparme y lo primero que hice fue abrocharme la bragueta, ya que decií que había demasiado bochorno por un día y lo segundo sacar el móvil que tenía en el bolsillo con la ilusión de rescatarlo (así es como pierdo los móviles, Mamá)

Tras darme cuenta de que no había posibilidades, no sólo con ninguna de las dos chicas, sino con ninguna de 3000 kms a la redonda, y tras la ingeniosa frase de Conchi "...Buena forma de romper el hielo...", decidí quedarme en calzoncillos y tender el resto de la ropa...

Hay que decir que la frase de Conchi no dejaba de guardar razón porque a partir de ese instante todos rieron y rieron y rieron... todos menos yo, claro...

Después de unos minutos de risas, y de otro "gran gesto" de mi colega diciéndome que sólo me montaba en su coche con una bolsa de plástico en el culo y sentado donde se colocan los pies,decidimos vover a casa...

Y así fue, amigos mios, cómo me di cuenta de la magía que guardan las aguas de nuestro Río Guadalquivir... por algo significa "Río Grande" en árabe... ¡Qué grande eres Guadalquivir!

3 comentarios:

Nakero dijo...

Que grande la Filosofía "Pa Qué?", así nació si señor, y cuanto bien nos ha hecho desde entonces.

Quitando algunos errores de tiempo y espacio por lo demás creo q todo lo relatado el cierto. Sobre todo el momento culminante, a caida al rio, que fue exactamente así.

Ainss, q tiempos cuando hacíamos el idiota con las mujeres...

Anónimo Arjona dijo...

...hacíamos el idiota?... y ahora que se supone que hacemos?... los maduros o qué?...

Nakero dijo...

shhh, calla!! q se van a enterar...